Enero: el mes en el que las calles se llenan de árboles de Navidad abandonados y nosotros nos sentimos igual de desubicados. Si después de las fiestas te notas con menos energía que una pila a medio gastar y con un bajón que ni las rebajas pueden levantar, no te preocupes: estás subiendo la famosa cuesta de enero emocional. Spoiler: sobrevivirás, pero aquí te dejo unos consejillos para que la travesía sea menos empinada.

¿Por qué enero se siente tan cuesta arriba?
Enero tiene una habilidad especial para hacernos sentir el bajón. Después del jaleo de las fiestas (cenas, regalos, reuniones familiares y esos atracones de turrón que aún intentas digerir), llega la calma. Y con ella, la realidad. De repente:- El silencio: Ya no hay villancicos, ni risas, ni el típico cuñado dando su opinión sobre todo.
- La vuelta a la rutina: Que si el trabajo, los madrugones, los niños al cole… Volvemos al «modo automático».
- El exceso de expectativas: Año nuevo, vida nueva… ¿o vida igual pero con más presión?
Cómo cuidarte para superar la cuesta (sin dejarte las fuerzas en el intento)
No te voy a mentir, no hay una fórmula mágica para que enero se convierta en tu mes favorito. Pero sí hay pequeñas cosas que puedes hacer para que, al menos, no sea un drama.1. Suelta el látigo, anda
Deja de castigarte por lo que comiste, lo que gastaste o lo que dijiste en la cena de Nochevieja. El pasado no se puede cambiar, pero puedes empezar hoy a cuidarte un poquito más sin pasarte de exigente. ¿Te has propuesto mil cosas este año? Empieza con una. No hace falta que el primer lunes de enero seas una mezcla de Buda, deportista olímpico y Marie Kondo.2. Recupera el sueño (pero poco a poco)
Entre las noches de fiesta y las mañanas de “solo un ratito más en la cama”, tu horario está más desajustado que el calendario de las obras del barrio. No pasa nada. Ve acostándote y despertándote 15 minutos antes cada día hasta que vuelvas a tu ritmo. Y sí, eso incluye apagar Netflix un poquito antes (tu serie favorita puede esperar, tu cerebro lo agradecerá).3. Sal a que te dé el aire (literal)
La luz natural es como un chute de vitamina para el ánimo. Si puedes, sal a dar un paseo, aunque sea breve. Y si te animas, prueba un paseo consciente: deja el móvil en casa, respira hondo, y fíjate en todo lo que te rodea. Sí, aunque solo veas coches y un señor paseando a su perro.4. Haz mini planes que te hagan ilusión
Vale, ya no hay fiestas, pero eso no significa que no puedas crear momentos chulos. Una tarde de peli y manta, un café con alguien que te cae bien o, qué sé yo, un rato para pintar o escribir (aunque sea tu lista de la compra). Lo importante es que hagas algo que te guste, sin grandes pretensiones.5. ¿Lo estás pasando mal? Habla con alguien
Y no me refiero solo a desahogarte con el colega que siempre te da la razón (aunque oye, eso también ayuda). Si te notas especialmente apagado, sin ganas de nada, o con una tristeza que no se va, es momento de plantearte hablar con un profesional. No esperes a que «se pase solo».Un ejercicio para arrancar con buen pie
Coge papel y boli y haz este ejercicio rápido:- Escribe tres cosas que te hayan hecho sentir bien en diciembre.
- Piensa en una pequeña acción para repetir esa sensación en enero. Por ejemplo, si te hizo feliz cocinar con amigos, ¿por qué no organizas una cena casera?